Queremos compartir un correo que nos ha llegado de uno de
nuestros voluntarios y colaboradores, y que, por su contenido, nos parece muy interesante
darle difusión.
El escrito dice así:
“Hola, como cada día, desde que se puede por este largo confinamiento, suelo salir junto a mi esposa a pasear porque es algo fundamental para mi existencia dado los casi 60 años de edad que tengo, la obesidad mórbida que arrastro y la discapacidad coronaria que padezco, pero a pesar de todas esas razones, siempre voy con mi mascarilla “enfundada “por la calle.
Cada vez regreso a casa más indignado. ¿Qué más ha de pasar para que lleguemos a entender que vivimos en un estado de alarma? Continuamente veo gente sin mascarillas, guantes de látex o plástico tirados por los suelos, grupos de gente haciendo actividades deportivas sin guardar distancias e incluso a los amantes de los patinetes eléctricos considerando que se trata de una actividad deportiva y por tanto van a cara descubierta. No es una cuestión de elección, es obligatorio, tampoco se trata de una cuestión política, se trata de civismo y de respeto a los demás. A veces pienso, con rabia claro, que merecemos la extinción. Es verdad que las leyes no son siempre de nuestro agrado o incluso puedan llegar a ser absurdas, pero como normas de convivencia que son hay que cumplirlas. Mañana podremos ver nuevamente las terrazas de bares y restaurantes y no negaré que siento una cierta alegría al respecto, pero también me hace recordar la cantidad de personas que no tendrán la oportunidad de verlo, personas que se quedaron por el camino sin quererlo ni esperarlo. Queremos cambiar de fase, pero que eso no acabe siendo un desfase. Catalunya siempre se ha sentido muy orgullosa por ser un pueblo solidario, pero ser solidario no quiere decir que nuestra ayuda siempre tenga que ser a más de 10000 kilómetros, también la ayuda y la solidaridad se necesita a 10 metros de la puerta de nuestra casa. Se dice que este confinamiento nos ha hecho mejores personas, más amables, más empáticos, pero hasta el momento, creo que seguimos siendo acaparadores de papel higiénico”